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Una pintura rupestre es todo dibujo o boceto prehistórico existente en algunas rocas y cavernas. El término «rupestre» deriva del latín rupestris, y éste de rupes (roca), aunque también es sinónimo de primitivo. De modo que, en un sentido estricto, rupestre haría referencia a cualquier actividad humana sobre las paredes de cavernas, covachas, abrigos rocosos e, incluso farallones o barrancos, etc. Desde este aspecto, es prácticamente imposible aislar las manifestaciones pictóricas de otras representaciones del arte prehistórico como los grabados, las esculturas y los petroglifos, grabados sobre piedra mediante percusión o erosión. Al estar protegidas de la erosión por la naturaleza del soporte, las pinturas rupestres han resistido el pasar de los siglos.Se trata de una de las manifestaciones artísticas más antiguas de las que se tiene constancia, ya que, al menos, existen testimonios datados hasta los 40.000 años de antigüedad, es decir, durante la última glaciación. Por otra parte, aunque la pintura rupestre es esencialmente una expresión espiritual primitiva, ésta se puede ubicar en casi todas las épocas de la historia del ser humano y en todos los continentes exceptuando la Antártida. Las más antiguas manifestaciones y las de mayor relevancia se encuentran en España y Francia. Se corresponden con el periodo de transición del Paleolítico al Neolítico. Del primero de los periodos citados son las extraordinarias pinturas de la Cueva de Altamira, situadas en Santillana del Mar, Cantabria (España).
Estas pinturas — y las otras manifestaciones asociadas — revelan que el ser humano, desde tiempos prehistóricos, organizó un sistema de representación artística, se cree, en general, que está relacionado con prácticas de carácter mágico-religiosas para propiciar la caza. Dado el alcance cronológico y geográfico de este fenómeno, es difícil, por no decir, imposible, proponer generalizaciones. Por ejemplo, en ciertos casos las obras rupestres se dan en zonas recónditas de la cueva o en lugares difícilmente accesibles; hay otros, en cambio, en los que éstas están a la vista y en zonas expeditas y despejadas. Cuando la decoración está apartada de los sitios ocupados por el asentamiento se plantea el concepto de santuario cuyo carácter latente subraya su significado religioso o fuera de lo cotidiano. En los casos en los que la pintura aparece en contextos domésticos es necesario replantear esta noción y considerar la completa integración del arte, la religión y la vida cotidiana del ser humano primitivo.
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[editar] Temática, colores y técnicas sobresalientes
En las pinturas rupestres del Paleolítico se simbolizan animales y líneas. En el Neolítico se representaban animales, seres humanos, el medio ambiente y manos, representando además el comportamiento habitual de las colectividades y su interacción con las criaturas del entorno y sus deidades. Entre las principales figuras presentes en estos grafos encontramos imágenes de bisontes, caballos, mamuts, ciervos y renos, aunque las marcas de manos también ocupan un porcentaje importante. Frecuentemente se muestran animales heridos con flechas. Los motivos y los materiales con que fueron elaboradas las distintas pinturas rupestres son muy similares entre sí, a pesar de los miles de kilómetros de distancia y miles de años en el tiempo. Todos los grupos humanos que dependían de la caza y recolección de frutos efectuaron este tipo de trabajo pictórico.En la pintura rupestre generalmente se usaban uno o dos colores, incluyendo algunos negros, rojos, amarillos y ocres. Los colores también llamados pigmentos eran de origen vegetal como el carbón vegetal, de fluidos y desechos corporales como las heces, compuestos minerales como la hematita, la arcilla y el óxido de manganeso, mezclados con un aglutinante orgánico resina o grasa.
Las cuevas se ubican totalmente bajo el suelo y en consecuencia se hallan en una oscuridad casi completa. Se cree que los antiguos artistas se auxiliaban con unas pequeñas lámparas de piedra llenas de grasa animal.
Los colores se untaban directamente con los dedos, aunque también se podía escupir la pintura sobre la roca, o se soplaban con una caña hueca finas líneas de pintura. En ocasiones los pigmentos en polvo se restregaban directamente en la pared y asimismo se los podía mezclar con algún aglutinante y aplicar con cañas o con pinceles rudimentarios. Como lápices se usaban ramas quemadas y bolas de colorante mineral aglutinadas con resina. A veces se aprovechaban desniveles y hendiduras de la pared para dar la sensación de volumen y realismo.
A menudo las siluetas animales se marcaban o raspaban para generar incisiones y así producir un contorno realista y notorio en la roca.
La edad de las pinturas permanece en muchos sitios arqueológicos como un gran interrogante, ya que los métodos para determinarla, como el del Carbono-14, pueden fácilmente llevar a resultados erróneos por la contaminación del material evaluado, y también porque las cavernas y superficies rocosas presentan protuberancias en las que se alojan residuos de suciedad provenientes de diversas épocas. Para determinar la fecha de su creación se recurre a técnicas más convencionales como fechar imágenes por el tema representado. Por ejemplo el reno dibujado en la gruta española de las Cueva de las Monedas, cuyo origen estimado corresponde a la última glaciación. Los yacimientos de pinturas rupestres se dan con mayor frecuencia entre Francia y España, porque en estas zonas el hombre encontró un lugar más propicio para sobrevivir a los cambios ambientales y al crecimiento demográfico.
[editar] África
En Ukhahlamba-Drakensberg, Sudáfrica se encuentran pinturas de aproximadamente 3.000 años de antigüedad atribuidas a las tribus de San, quienes se establecieron en la región hace unos 8.000 años. Estas pinturas muestran seres humanos y animales, y posiblemente se hallan relacionadas con prácticas de carácter mágico para propiciar la caza.La mayor cantidad de pinturas rupestres en el continente áfricano se encuentran en la región de Twyfelfontein (Namibia). En las afueras de Hargeisa en Somalia se han descubierto recientemente pinturas que muestran a los antiguos habitantes pastoreando ganado. Otras pinturas pueden hallarse en las cuevas de las montañas de Tassili en el sudeste de Algeria, en Akakus, y en otras regiones del Sáhara como los montes Ayr. También en Tibesti, Chad y en Níger.
En la región de Fezzan y en el sur argelino, se pueden distinguir tres fases de elaboración de pinturas rupestres:
- Primera fase o primitiva: originada aproximadamente en el 10.000 a. C., en este periodo se representan animales salvajes y escenas de caza, que dan prueba de la existencia de pueblos cazadores y de un ambiente climático diferente.
- Segunda fase o pastoral: Pinturas con imágenes de animales domésticos especialmente bovinos, demuestra la crianza y domesticación de los mismos, posteriormente aparece el caballo.
- Tercera Fase o garamántica: en 2.000 a. C; denominada así por el pueblo de los garamentas que habito el Fezzan. Surgen representaciones del dromedario por lo cual se concluye que el desierto predominaba en el continente.
[editar] América
En América la extensión continental y la multiplicidad de ambientes y culturas prehistóricas hace difícil una abstracción que permita caracterizar genéricamente.- En Argentina, se definen cuatro grandes estilos o culturas de arte rupestre en el noroeste del país. Se identifican tres momentos estilísticos en la Patagonia. En las sierras centrales de Provincia de Córdoba y Provincia de San Luis.
- En Chile han determinado nueve estilos estrechamente relacionados con las distintas regiones geográficas.
- En Perú, han establecido 14 modelos estilísticos de pinturas, grabados y geoglifos incluyendo las famosas y enigmáticas Líneas y geoglifos de Nazca y de Pampas de Jumana.
- Bolivia plantea cinco períodos, y en Venezuela se han descrito cuatro áreas principales.
- En Ecuador se han definido tres zonas de importancia en el área oriental.
- En la amplia extensión del Brasil los últimos años han visto una proliferación de descubrimientos arqueológicos que llevan las variaciones estilísticas y culturales a más de cien variantes.
- En Uruguay Consens propone seis tendencias estilísticas. El Centro de Investigación de Arte Rupestre del Uruguay, es una sociedad científica sin fines de lucro que ha desarrollado tareas de investigación desde 1972, que tiene como objetivo salvaguardar y hacer conocer el arte prehistórico nacional.
[editar] Uruguay
En 1875, cuatro años antes del descubrimiento en Europa de las pinturas de Altamira (inicialmente no consideradas como arte prehistórico) un ingeniero español Barhola rial Posadas en el Uruguay, copiaba cuidadosamente los diseños que veía en una enorme piedra y agregaba luego al pie de la lámina, sin ninguna duda, que ellos eran "diseños de indios".Luego de este primera contribución (que marca el nacimiento de la primera etapa de la arqueología uruguaya), otros investigadores como Figuerido, Larrauri, De Freitas, Figueiras, Consens y Bespali, Pelaez y Consens han trabajado, publicando, revisando y descubriendo nuevos sitios en el resto del país.
Como resultado de esas investigaciones, se conocen hoy decenas de sitios con pinturas y grabados. Los primeros ubicados al sur del Río Negro y los segundos al norte.
[editar] Los grabados
Los grabados se iniciaron entre los 6 a 8 mil años antes del presente, en un ambiente muy distinto al actual. Por ello podemos ver como guanacos (hoy desaparecidos) y felinos aparecen en grandes bloques horizontales, junto a sencillos dibujos geométricos. Miles de años más tarde, en las mismas áreas, se graban intrincadas figuras meándricas, junto a marcas de líneas paralelas y puntos agrupados.Hace unos dos mil años se vuelve a grabar. Ahora los diseños se complejizan porque se reutilizan no sólo los sitios, sino también los mismos bloques anteriormente grabados. Esto obliga a los investigadores a complejos trabajos técnicos para recuperar la información.
Por último hace unos mil doscientos años, surge un estilo de diseños esquemáticos tanto antropomorfos como zoomorfos, junto a una técnica de grabado profundo y a veces alisado. Algunos de esos sitios reciben ofrendas con carácter ritual.
[editar] Las pinturas
Las pinturas están realizadas en las paredes verticales de enormes bloques de granito, que emergen como grandes monumentos en las amplias praderas onduladas del sur del Uruguay.Se conservan aún hoy unas cuarenta de estos sitios con un grado de percepción visual aceptable. Mientras que en cerca de cien bloques, apenas se ven los restos de los que fueran importantes murales pintados. Algunas áreas de los departamentos de Flores, Florida y Durazno debieron ser en esa época, verdaderas exposiciones al aire libre.
Como mínimo se comenzó a pintar hace unos dos mil quinientos años antes del presente. Hubo un período posterior alrededor del año 1200, donde se vuelve a pintar, sobre la misma base estilística de figuras geométricas. Pero ahora se utilizan complejas formas cerradas, con importante variación de los diseños internos.
También en ese periodo se ensayan varias técnicas diferentes como el uso de pinceles finos (2 a 3 mm), la preparación de la superficie previo al diseño, manos en positivo e incluso pintura en negativo. Hay un especial cuidado en no sobreponer las pinturas, cuidándose el uso del espacio, como una referencia muy valiosa.
[editar] Asia
Se han encontrado pinturas rupestres en Tailandia, Malasia, Indonesia e India:- En Tailandia las cavernas se ubican a lo largo de la frontera Birmano-Tailandesa.
- En Malasia las más viejas pinturas están en Gua Tambun en Perak, datadas en unos 2.000 años atrás, y los grafos en la cueva de Niah en el Parque Nacional homónimo, que datan de unos 1.200 años.
- En Indonesia las cuevas de Maros en Sulawesi son famosas por las copias de manos, también encontradas en cuevas en el área de Sangkulirang.
- En India destaca la región de Bhimbetka, un emplazamiento arqueológico en donde se encontraron rastros de vida humana de la Edad de piedra, entre ellos pinturas rupestres de hace unos 9.000 años.
[editar] Europa
[editar] Península Ibérica
La península ibérica es uno de los territorios donde podemos encontrar yacimientos prehistóricos del periodo paleolítico en Europa. Uno de estos sitios es la Cueva de Altamira ubicada en España. En esta caverna existen unas ciento cincuenta pinturas, distribuidas en los muros y en el techo, pero el lugar más importante de la gruta es una cámara de 5 metros, en donde los grafos se elaboraron en el techo desnivelado, aprovechando así las protuberancias de la superficie rocosa para dar relieve a las figuras humanas y animales, especialmente bisontes -unos dieciocho- en un grupo de grafos policromáticos de gran detalle y realismo. Las composiciones de Altamira carecen de un sentido de conjunto y muchas veces las imágenes fueron superpuestas sobre otras más antiguas, circunstancia que confirma el propósito mágico-religioso y no meramente decorativo.En el epipaleolítico, entre Barcelona y Almería, existen decoraciones murales rupestres en las paredes de cueva con superficies calcáreas y por sobre los 800 a 1000 metros de altura sobre el nivel del mar, hechas por un pueblo nómada. Estas pinturas se caracterizan por un realismo impresionante, considerando que fueron creadas con herramientas rusticas. Muestran un desarrollo estilístico que incorpora paulatinamente la abstracción, el detalle esquemático, y un dinamismo extremo. Pero lo que más llama la atención son los motivos antrópicos, incluyendo hombres vestidos con pantalones, ornamentados con plumas y armados con arcos, representando frecuentemente escenas de caza. Las mujeres utilizan faldas y están adornadas con plumas.
Durante el mesolítico, las comunidades humanas localizadas en la península se caracterizaron por desarrollar un nivel de trabajo artístico más avanzado al representar en imágenes situaciones cotidianas como la caza, las luchas, los ritos y ceremonias. Las primeras pinturas de este tipo se hallaron en el año 1903 en Calapatá, pero también se originó en las provincias de Almería, Albacete, Castellón, Valencia, Lérida y Teruel. Estas grutas se distinguen de muchas otras debido a que son meros refugios al aire libre. Entre las manifestaciones más impresionantes se halla la de Cogul (Lérida), que representa una ceremonia en la cual un grupo de mujeres danzan con faldas alrededor de un hombre.
En Portugal, Extremadura, Cádiz y la Sierra Morena se encuentran las pinturas más importantes de tendencia abstracta, representando signos ideomorfos.
[editar] Francia
La elaboración de pinturas rupestres en Francia comenzó en el año 30.000 a. C. atribuidas a la cultura auriñaciense en la gruta de Aurignac. Alcanzaron su máximo esplendor entre 14.000 y 13.000 años a. C., en la cueva de Lascaux descubierta por cuatro adolescentes de etnia gitana. En esta caverna son representados caballos, ciervos y otros animales. Las pinturas de la cueva de Lascaux se caracterizan por poseer contornos marcados con negros, para destacar la imagen y polvos de colores, para resaltar los efectos cromáticos.[editar] Oceanía
[editar] Australia
En Australia se ha encontrado una significativa cantidad de pinturas, cuyos ejemplos más importantes están en el Parque Nacional Kakadu, una gran colección de pinturas a base de ocres. El ocre es un material no orgánico, por eso es imposible fechar las pinturas con el procedimiento de radiocarbono.- Una tortuga.
- Esqueleto de un macrópodo, problamente un canguro
Historia de la Pintura
Durante el renacimiento, la pintura al óleo vino a ocupar el lugar del fresco y del temple; tradicionalmente se pensaba que esta técnica había sido desarrollada a finales de la edad media por los hermanos flamencos Jan van Eyck y Hubert van Eyck, pero en la actualidad se cree que fue inventada mucho antes.
Otras técnicas de pintura son el esmalte, la encáustica, el gouache, la grisalla y la acuarela. En los últimos años se ha extendido el uso de las pinturas acrílicas, con base de agua, de rápido secado y que no se oscurecen con el paso del tiempo.
Con el transcurrir de los siglos, se han venido sucediendo diferentes métodos y estilos artísticos, así como teorías relacionadas con la finalidad del arte para, en algunos casos, reaparecer en épocas posteriores con alguna modificación. En el renacimiento, la pintura al fresco en muros y techos cedió el paso a la pintura de caballete al óleo, pero se reactualizó en el siglo XX con las obras de los muralistas mexicanos.
La necesidad de expresar una emoción intensa por medio del arte une a pintores tan diferentes como el español El Greco, del siglo XVI, y los expresionistas alemanes del siglo XX. En el polo opuesto de los intentos de los expresionistas por revelar la realidad interior, siempre ha habido pintores empeñados en representar exactamente los aspectos exteriores. El realismo y el simbolismo, la contención clásica y la pasión romántica, se han ido alternando a lo largo de la historia de la pintura, revelando afinidades e influencias significativas.
Las pinturas más antiguas que se conocen fueron realizadas en las paredes de las cuevas que servían de abrigo a la especie humana hace treinta mil años, durante el periodo paleolítico. Hay muestras del arte paleolítico en emplazamientos de Europa occidental, del África sahariana y del sur, y en Australia. En algunas zonas, como el litoral mediterráneo, el desarrollo de la pintura siguió en el periodo neolítico.
Pinturas rupestres
Las pinturas que se conservan en las cuevas de España y del sur de Francia representan, con increíble exactitud, bisontes, caballos y ciervos. Estas representaciones están realizadas en colores de tierra, compuestos de diferentes minerales pulverizados y mezclados con grasa animal, clara de huevo, extractos de plantas, cola de pescado, e incluso sangre; se aplicaban con pinceles hechos de varitas y juncos o se soplaban sobre la pared. Estas pinturas debieron cumplir un papel en los rituales mágicos, aunque no se conoce con certeza su naturaleza exacta.
Por ejemplo, en una pintura rupestre de Lascaux, Francia, aparece un hombre entre los animales junto a varios puntos oscuros; aunque su exacto significado permanece desconocido, demuestra la presencia de una conciencia espiritual y la capacidad de expresarla por medio de imágenes, signos y símbolos.
Hace más de 5.000 años los artistas egipcios empezaron a pintar los muros de las tumbas de los faraones con representaciones mitológicas y escenas de las actividades cotidianas, como la caza, la pesca, la agricultura o la celebración de banquetes. Igual que en la escultura egipcia, prevalecen dos constantes estilísticas. En primer lugar, las imágenes, más conceptuales que realistas, presentan los rasgos anatómicos más característicos, combinando las vistas frontales y de perfil de la misma figura; en segundo lugar, la escala de las figuras indica la importancia de las mismas, y así el faraón aparece más alto que su consorte, hijos o cortesanos.
Pintura minoica
Los minoicos decoraron con pinturas realistas, de gran viveza, las paredes de sus palacios en Creta y también la cerámica. Por ejemplo, el famoso fresco del salto del toro (1500 antes de Cristo, Museo Heraklion, Creta) recrea un juego ritual entre personas y un toro. La vida del mar era un tema frecuente, como en el fresco del delfín (c. 1500 antes de Cristo), que se encuentra en las paredes del palacio del rey Minos en Knossos, o en el jarrón del pulpo (c. 1500 antes de Cristo, Heraklion Museum), una vasija globular sobre cuya superficie ondulan los tentáculos de un pulpo, que definen y realzan su forma.
Con excepción de algunos fragmentos, no hay vestigios de los murales griegos. Sin embargo, las representaciones naturalistas de escenas mitológicas en la cerámica griega pueden arrojar alguna luz sobre cómo era esa pintura de gran formato. En la era helenística, las escenas y motivos representados en los mosaicos son también probablemente el eco de pinturas monumentales realizadas con otras técnicas que no han llegado hasta nosotros.
Pintura romana
Los romanos decoraban sus villas con suelos de mosaicos y exquisitos frescos representando rituales, mitos, paisajes, naturalezas muertas o bodegones, y escenas cotidianas. Los artistas romanos conseguían crear la ilusión de realidad, utilizando la técnica conocida como perspectiva aérea, mediante la que se representan de forma más borrosa los colores y contornos de los objetos más distantes para conseguir efectos espaciales. En las excavaciones realizadas en las ciudades de Pompeya y Herculano, que quedaron enterradas por la erupción del Vesubio en el año 79 de nuestra era, se ha recuperado una recopilación de pintura romana, tanto civil como religiosa.
Las muestras de pintura paleocristiana que han llegado hasta nosotros datan de los siglos III y IV y son los frescos de las catacumbas, en los que se representan escenas del Nuevo Testamento, cuya característica son ciertas estilizaciones y convencionalismos artísticos procedentes del mundo clásico. Por ejemplo, Jesús aparecía como el Buen Pastor, con una figura adoptada de las representaciones del dios griego Hermes; para simbolizar la resurrección se representaba la historia de Jonás liberado de la ballena, según el Antiguo Testamento.
Entre las obras más extraordinarias de este periodo paleocristiano se encuentran los mosaicos, del siglo VI, de las iglesias de Rávena, Italia, destacando los de San Vitale en los que están representados temas tanto espirituales como profanos. Las figuras estilizadas y alargadas que decoran las paredes de la iglesia, vistas casi de frente, miran al espectador con los ojos muy abiertos y parecen flotar ingrávidas y atemporales.
Esta presentación poco terrenal pasó a ser característica del arte bizantino y el estilo quedó vinculado a la corte imperial cristiana de Constantinopla, que perduró del año 330 al 1453. El estilo bizantino aparece también en los iconos, pinturas convencionales sobre tabla, destinadas al culto, que representan a Jesucristo, la Virgen y los santos. En los manuscritos miniados, tanto de textos laicos —los textos de Virgilio (siglo IV o principios del V, Biblioteca Vaticana, Roma)—, como de escritos cristianos —el Salterio de París (siglo X, Biblioteca Nacional, París)—, se aprecian vestigios del estilo grecorromano.
Pintura prehispánica en América
Las pinturas murales de Teotihuacán y las poblaciones vecinas de Tetitla y Tepentitla expresan la visión de la creación del universo según los antiguos mesoamericanos que poblaron esa zona situada en el norte y el centro de América, entre los siglos II antes de Cristo y VII después de Cristo La descripción del viaje que emprende el alma a través de lo que en conceptos cristianos se llamaría cielo e infierno refleja la inquietud respecto a la trascendencia del ser humano que no se conforma con su existencia terrenal. Alegorías de lo más preciado como el agua, la sangre, la vida, la serenidad, están reflejadas en los frescos dedicados a Tláloc, deidad de la lluvia, y al paraíso que ofrece cada vez que se prodiga.
Además de los códices, o escenas de la vida y la historia prehispánicas plasmadas en libros pintados, sobresalen las pinturas murales de Cacaxtla, en Tlaxcala, y de Bonampak, en Yucatán (México). En ellas quedaron plasmadas vivas escenas bélicas y ceremoniales donde resalta el dramatismo del dolor y el orgullo del triunfo. El uso de los colores —como el fondo azul característico maya— y del detalle, en los innumerables giros y atributos de las vestimentas de los personajes que lucen excelsos penachos, armamentos, joyería, calzados, máscaras, sientan las bases de un pilar fundamental de la plástica americana. En un detalle de los frescos de Bonampak (785 después de Cristo) se ve a un prisionero desmayado sobre una escalinata en uno de los escorzos más logrados de la pintura antigua. Es digno de mención el hecho de que pasarían unos siglos hasta que las culturas de América tuvieran contacto con las europeas y, por tanto, se desarrollaron sin ninguna influencia extracontinental.
El arte de la edad media —que se desarrolló fuera del imperio bizantino y dentro de lo que eran las fronteras del norte del mundo romano— puede clasificarse según sus rasgos estilísticos distintivos. El arte celta, que floreció entre los siglos VII y XIX en los monasterios de diferentes zonas de las islas Británicas, se basaba sobre todo en intrincados dibujos caligráficos. Se realizaron manuscritos miniados muy decorados, como los Evangelios de Lindisfarne (c. 698-721, Museo Británico, Londres), con elaborados motivos lineales, planos, en los que se combinan elementos celtas y germánicos. En el periodo románico, durante los siglos XI y XII, los manuscritos del norte de Europa no denotaban ningún estilo concreto; algunas iluminaciones eran de inspiración clásica, mientras que otras señalaban un nuevo estilo de dibujo, enérgico y muy acusado. En el periodo gótico que siguió, desde fin del siglo XII hasta el comienzo del renacimiento italiano, se introdujo un gran repertorio de medios técnicos, y la pintura dejó de ser un producto de monasterio.
Pintura gótica
Durante el principio del periodo gótico, la estructura de las catedrales concedía mayor importancia a las ventanas, por lo que las vidrieras desempeñaron un papel más prominente en el arte que los manuscritos miniados. Los artistas laicos instalaron sus talleres en París y en otros centros importantes, produciendo elaborados manuscritos miniados para los clientes reales. Hasta nosotros han llegado pinturas de temas seglares realizadas en aquel periodo, sobre todo en Italia. En el Palazzo Pubblico de Siena, Ambrogio Lorenzetti pintó unos frescos, entre 1338 y 1339, que representan la vida ciudadana y campesina del siglo XIV, y en la sala del consejo del ayuntamiento, se conserva un retrato ecuestre, pintado por Simone Martini, en el que aparece un héroe militar local, con su campamento como telón de fondo. Véase Arte y arquitectura góticas.
Estilo gótico internacional
La fusión de las tradiciones artísticas del norte de Europa y de Italia que tuvieron lugar a principios del siglo XV, se conoce como estilo gótico internacional. Entre las muchas características que definen la pintura de este estilo, se encuentra el detalle realista, que denota una perspicaz observación de los seres humanos y de la naturaleza, por parte del pintor. A principios de la década de 1400, los hermanos Limbourg se trasladaron de Flandes a Francia; allí, por encargo de Jean de France, duque de Berry, crearon el magnífico libro de horas Tregraves riches heures du duc de Berry (1413-1416, Musée Condé, Chantilly, Francia). Es una de las obras más importantes del estilo gótico internacional y sus páginas de calendario retratan la vida campesina y la de la nobleza; constituye un brillante documento sobre el vestido, actividades y arquitectura de la época. Aunque se trata de ilustraciones a toda página, reflejan un estilo medieval anterior, en el hecho de que las figuras son pequeñas y tienen que compartir la atención del lector con otras imágenes.
Giotto
Pintura renacentista
El término renacimiento describe la revolución cultural de los siglos XV y XVI originada en Italia por el despertar del interés hacia la cultura clásica y por una fuerte confianza en el individualismo. Véase Arte y arquitectura renacentistas. Se seguía rindiendo culto a los logros de la antigüedad, pero al mismo tiempo se producía una reactivación intelectual y cultural. Por ejemplo, hacia 1427, Masaccio —uno de los grandes innovadores del periodo— realizó, en la capilla Brancacci de la iglesia de Santa Maria del Carmine, en Florencia, una notable serie de frescos que revelan su atenta observación del comportamiento humano, al tiempo que demuestran su conocimiento del arte antiguo. En la Expulsión del paraíso, su Adán y Eva están realmente avergonzados; la postura de Eva, intentando cubrirse el cuerpo con los brazos, está basada en una actitud característica de la escultura clásica, conocida como la Venus Púdica.
Pintura renacentista temprana
El desarrollo de los principios de la perspectiva lineal, llevado a cabo por varios arquitectos y escultores a principios del siglo XV, permitió a los pintores conseguir, por medio de la representación bidimensional, la ilusión del espacio tridimensional. Muchos de los artistas del primer renacimiento —como Paolo Uccello, Piero Della Francesca y Andrea Mantegna— se valieron del empleo dramático de la perspectiva y del escorzo en su dibujo para producir la ilusión de la prolongación de un objeto o figura en el espacio. La exploración de la anatomía condujo a un mayor entendimiento de la representación de la forma humana. También se empezaba a utilizar la pintura al óleo, desafiando a la antigua supremacía del temple y del fresco. Los pintores que explotaban el potencial de la nueva técnica trabajaban superponiendo estratos de veladuras de óleo transparentes y los lienzos sustituyeron a las antiguas tablas. Algo más tarde, otros artistas, sobre todo los que trabajaban en Venecia —especialmente Domenico Veneziano, Giovanni Bellini y Giorgione— destacaron por los tonos cálidos de sus óleos.
Pintura del alto renacimiento
Los maestros del alto renacimiento fueron Leonardo da Vinci, Rafael, Miguel Ángel y Tiziano. Paradójicamente, Leonardo sólo dejó un puñado de obras, pues dedicó la mayor parte de su tiempo a la observación científica de los fenómenos y a los inventos técnicos. Realizaba continuos experimentos con pigmentos oleosos sobre yeso seco, y a ello se debe el deterioro de los murales que han llegado hasta nuestros días —como es el caso de La última cena (1495-1497, Santa Maria delle Grazie, Milán)—. Rafael perfeccionó los anteriores descubrimientos renacentistas en materia de color y de composición, creando tipos ideales en sus representaciones de la Virgen y del Niño y en sus estudios de retratos de sus coetáneos. La Capilla Sixtina del Vaticano, en Roma, con sus frescos de la Creación y la Expulsión en la bóveda (1508-1512) y el gran mural del Juicio Final (1536-1541), dan fe del genio pictórico de Miguel ángel. Un estilo de pintura colorista alcanzó su clímax en Venecia con las obras de Tiziano, cuyos retratos denotan un profundo conocimiento de la naturaleza humana. Entre sus obras maestras se incluyen también representaciones de temas cristianos y mitológicos, así como numerosos desnudos femeninos, famosos en su género.
Hacia 1520, surgió en Italia un estilo sofisticado y artificioso, muy intelectual, conocido como manierismo. Se confería más importancia a la complejidad y a la distorsión que a la armonía de las líneas, al color o a la composición; en el manierismo, hasta las pinturas religiosas resultaban inquietantes para el espectador. Entre los pintores de este estilo destacan Pontormo, Rosso Fiorentino, Parmigianino, Tintoretto y Bronzino. El más conocido de los manieristas tardíos es El Greco, que aunque formado en Italia, se estableció en España. Su manera, intensamente emocional, de abordar sus temas, confería un fuerte sentido apocalíptico a sus obras, hasta a los paisajes, como por ejemplo su Vista de Toledo (c. 1600-1610, Metropolitan Museum of Art, Nueva York).
Pintura renacentista del norte de Europa
La influencia del renacimiento italiano alcanzó el norte de Europa a principios del siglo XV, pero esta renovación de la actividad artística y cultural no se basaba en la antiguuml;edad clásica, sino que estaba más bien marcada por un gran interés hacia los seres humanos y su entorno y a la meticulosa representación pictórica de los detalles naturales. Hablando en general, el interés por el arte antiguo y el conocimiento de la perspectiva lineal no se desarrollaron en el norte hasta el siglo XVI e, incluso entonces, no todos los artistas sacaban provecho de los descubrimientos hechos en Italia.
Uno de los pintores holandeses más importantes del siglo XV fue Jan van Eyck que, con la colaboración de su hermano Hubert, pintó el políptico del Retablo de Gante (terminado en 1432, Iglesia de San Bavón, Gante, Bélgica). En sus 24 paneles hay cientos de figuras, con una gran variedad de vegetación tan fielmente representada que se pueden identificar más de treinta especies de plantas. Entre los artistas flamencos de la época destacan Rogier van der Weyden, cuyas pinturas religiosas se centran en el drama emocional; Hans Memling, creador de figuras delicadas y llenas de gracia sobre fondos etéreos; y Hugo van der Goes, que, por encargo de la familia Portinari, pintó un soberbio retablo (c. 1476, Uffizi, Florencia) con gran riqueza de detalles. Todos estos artistas se caracterizaban por el uso de símbolos, o iconografía. El significado de los objetos no estaba en sí mismos sino que transmitían ideas abstractas; por ejemplo, una vasija de cristal simbolizaba pureza. En la Europa nórdica de entonces se entendía poco la perspectiva lineal; sin embargo, los logros de la pintura flamenca y holandesa en las técnicas del temple y del óleo no han sido superados.
"El martirio", Jean Fouquet
A principios de la década de 1500 surgieron obras maestras de pintores más interesados en el valor expresivo de sus temas que en la perspectiva, la anatomía y las proporciones correctas. Buen ejemplo de ello es el tríptico del Jardín de las delicias (c. 1500, Museo del Prado, Madrid), del pintor holandés El Bosco; se trata de un conglomerado surrealista de formas humanas y animales, sensualmente sugestivas, y de extrañas plantas. Otro ejemplo de la exageración de la forma humana, característica del norte en el siglo XVI, es el Retablo de Isenheim (1512-c. 1515, Unterlinden Museum, Colmar, Francia), obra conmovedora del pintor alemán Matthias Grünewald. Por contraste, otro artista alemán Alberto Durero, el auténtico genio renacentista del norte, es conocido por su soberbia manera de representar la figura humana. Durero era un humanista cristiano, cuya curiosidad científica era comparable a la de Leonardo, y se inspiraba en el filósofo holandés Erasmo de Rotterdam y en Martin Lutero, como queda patente en el grabado El caballero, la muerte y el diablo (1513) y en los cuadros gemelos de los Cuatro apóstoles (c. 1526, Alte Pinakothek, Munich), obras en las que demuestra sus notables cualidades como dibujante. Otro conocido artista, alemán de nacimiento, fue Hans Holbein el Joven, recordado sobre todo por sus retratos, entre los que destacan el de Enrique VIII y el de Tomás Moro.
Entre los pintores holandeses del siglo XVI sobresale Pieter Brueghel el Viejo, con sus notables escenas de la vida campesina, muchas de las cuales son comentarios satíricos sobre la locura humana. Las atractivas obras de Brueghel sobre mitos, parábolas y proverbios eran tan apreciadas en el siglo XVI como lo siguen siendo en la actualidad.
El arte barroco del siglo XVII se caracteriza por su aspecto dinámico, en contraste con el estilo clásico, relativamente estático, del renacimiento. Esta tendencia se distingue por las líneas compositivas diagonales, que proporcionan el sentido del movimiento, y por el empleo de un marcado claroscuro. Con ambas técnicas se consiguió un estilo dramático, grandioso, apropiado al espíritu fundamental de la contrarreforma. Muchos pintores de principios del siglo XVII empezaron también a desviarse de la artificialidad del manierismo en un intento por volver a un reflejo más exacto del mundo natural.
Pintura rococó
El arte rococó, que floreció en Francia y en Alemania a principios del siglo XVIII, era en muchos aspectos una continuación del barroco, sobre todo en lo concerniente al uso de la luz y de la sombra y al movimiento compositivo.
Sin embargo, el rococó es un estilo más ligero y festivo, muy adecuado para la decoración de las residencias parisinas. Entre los pintores rococó destaca Jean Antoine Watteau, conocido por sus pinturas etéreas de enamorados elegantemente vestidos, solazándose en las fetes galantes (reuniones al aire libre, que estaban de moda); estas fantasías bucólicas fueron muy emuladas por otros artistas franceses.
También eran muy populares las escenas mitológicas y pastorales, en las que aparecían mujeres desenfadadas y distinguidas, realizadas por Francois Boucher y Jean-Honoré Fragonard.
Como parangón a la tradición rococó del continente, se encuentran las obras de tres destacados artistas ingleses del siglo XVIII. William Hogarth era conocido por sus cuadros y grabados de tono moralizante, en los que satirizaba los disparates sociales de su época, como en su famosa serie (primero pintada y después grabada) Mariage agrave; la mode (1745), en la que relata la ruinosa trayectoria de los matrimonios de conveniencia.
Thomas Gainsborough y Sir Joshua Reynolds, siguiendo la tradición establecida por van Dyck, se centraron en retratar a la aristocracia inglesa. El vigor y la gracia de estos retratos, y su penetrante interpretación psicológica, los elevan del simple retrato social a un incomparable registro de las modas y costumbres de las clases adineradas de la época.
Pintura neoclásica
Fue, sin embargo, el pintor francés Jacques-Louis David el principal defensor del neoclasicismo. También él estaba imbuido de las influencias clásicas recibidas durante su estancia en Roma, y con anterioridad, de las obras del clasicista francés del siglo XVII, Poussin. El sobrio estilo de David armonizaba con los ideales de la Revolución Francesa. Obras como El juramento de los Horacios (1784-1785, Louvre) inspiraban patriotismo; otras, como la Muerte de Sócrates (1787, Metropolitan Museum), predicaban el estoicismo y la abnegación. David no sólo utilizaba la historia antigua y el mito clásico como fuentes para sus temas, sino que basaba la forma de sus figuras en la escultura antigua. Su gran sucesor fue Jean Auguste Dominique Ingres, a quien se llegó a identificar con la tradición académica en Francia por la fría serenidad de sus líneas y tonos, y por su esmerado interés por el detalle, como en su sorprendente retrato de La condesa de Haussonville (1845, colección Frick, Nueva York). Sin embargo, ya se encuentran elementos de la tendencia romántica, que pronto sucedería al neoclasicismo, en el interés que Ingres mostraba por los temas no-europeos, como lo demuestran sus diferentes cuadros de odaliscas.
David ejerció su influencia sobre muchos otros pintores, entre los que se encontraban varias mujeres que destacaban como seguidoras suyas. Era el caso de Adélaiuml;de Labille-Guiard, Marie Guillemine Benoist y Constance Marie Charpentier, algunas de cuyas obras han sido erróneamente atribuidas a David en el pasado; las investigaciones recientes han tratado de identificar sus contribuciones individuales. Véase Neoclasicismo.
Pintura romántica
Sucediendo muy de cerca al neoclasicismo, el movimiento romántico introdujo el gusto por lo medieval y lo misterioso, así como el amor por lo pintoresco y lo sublime de la naturaleza. Se dio rienda suelta a la imaginación individual y a la expresión de la emoción y del estado de ánimo, desbancando al enfoque intelectual razonado de los neoclasicistas. En general, los pintores románticos preferían las técnicas coloristas y pictoricistas al estilo neoclásico, lineal y frío.
Francisco de Goya
Realismo
Hacia mediados del siglo XIX, el pintor francés Gustave Courbet rechazaba tanto el neoclasicismo como el romanticismo y proclamaba un movimiento individual llamado realismo. No le interesaba la pintura histórica, ni los retratos de los gobernantes, ni los temas exóticos, pues creía que el artista debía ser realista y pintar los acontecimientos cotidianos de la gente común. El entorno elegido para muchos de sus lienzos fue Ornan, su villa natal en el levante francés; allí retrató a obreros construyendo una carretera, a ciudadanos asistiendo a un funeral, o a hombres sentados alrededor de la mesa escuchando música y fumando. Aunque no existía ningún movimiento artístico realista formal, la obra de algunos pintores del siglo XIX presenta tendencias que pudieran ser identificadas como tales. Honoré Daumier, más conocido por sus litografías, pintó pequeños lienzos realistas sobre la vida en las calles de París y en algunos casos se tacha de social-realista a Jean-Franccedil;ois Millet, de la Escuela de Barbizon.
Al volver sus ojos hacia los temas cotidianos, los artistas de mediados del siglo XIX cuya obra es adscribible al realismo sentaron un precedente para la siguiente generación de la vanguardia francesa. édouard Manet fue el principal innovador de la década de 1860 y su estilo fue precursor del impresionismo. Al igual que Courbet, Manet encontró muchos de sus temas en la vida que le rodeaba (los parisinos solazándose en restaurantes, en parques, o paseando en barco), aunque también tomó muchos de maestros anteriores —Velázquez y Goya— recreándolos de acuerdo con la vida contemporánea, a su propio estilo, aplanando las figuras y neutralizando las expresiones emocionales. Estas y otras innovaciones, como su pincelada libre e imprecisa y sus amplios parches de color yuxtapuestos sin transición, hacen que se considere a Manet el primer pintor moderno.
Movimientos post-impresionistas
En la década de 1880, y durante un breve periodo, Pissarro se desvió hacia una nueva técnica, una ramificación del impresionismo desarrollada por Georges Seurat y conocida como divisionismo o puntillismo. Seurat y sus seguidores neoimpresionistas transformaron la pincelada suelta, típica del impresionismo, en puntitos de pigmento puro, yuxtaponiendo sobre el lienzo zonas diminutas de colores complementarios. Las teorías de Seurat procedían de sus lecturas de los textos estéticos y científicos del siglo XIX sobre el color. Esta técnica se aprecia perfectamente en una de sus obras más espectaculares, Domingo de verano en la isla de la Grande Jatte (1884-1886, Art Institute of Chicago).
Las obras tempranas de tres importantes artistas de finales del siglo XIX, Vincent van Gogh, Paul Gauguin y Henri Toulouse-Lautrec, denotaban la influencia del impresionismo, pero acabaron por desarrollar estilos postimpresionistas claramente definidos. Tanto van Gogh como Pissarro hicieron breves experimentos con la división del color. Sin embargo, en el estilo desarrollado por van Gogh era típico el empleo del color puro, aplicado muy denso en pinceladas vacilantes que dotaban a la obra de intensa expresión emocional. Muchos de sus lienzos, en especial los de cipreses azotados por el viento y los de campos de trigo bajo cielos tormentosos, expresan su propio estado de ánimo, tal como lo reflejan las fuerzas de la naturaleza. El estilo de van Gogh ejerció gran influencia sobre los pintores del norte de Europa que, a principios del siglo XX, desarrollaron el expresionismo.
"El cuarto de Arles", Vincent van Gogh
Otro camino tomó Toulouse-Lautrec, pintor de personas, que elegía a sus modelos entre las cantantes y bailarinas de cabaret y las prostitutas; estas figuras eran la expresión de la decadencia social del París de los llamados "Alegres Noventa". Como muchos otros artistas —Manet, Degas o la estadounidense Mary Cassatt— estaba influido por el estilo plano y la composición en apariencia descuidada de los grabados japoneses. Toulouse-Lautrec tenía un gran sentido de la línea, apreciable en sus dibujos y litografías de color, medio éste al que aportó mucho de su trabajo, sobre todo con sus carteles para el Moulin Rouge y otros lugares de esparcimiento parisinos.
Pintura del siglo XX anterior a la II Guerra Mundial
El arte del siglo XX se caracteriza por numerosos movimientos y estilos. Entre los que tuvieron su origen en Europa antes de la II Guerra Mundial se encuentran el fauvismo, el expresionismo, el cubismo, el futurismo, el constructivismo, el neo-plasticismo, el dadá y el surrealismo; en Estados Unidos se desarrollaron el sincronismo y el precisionismo. Véase Arte y arquitectura contemporáneas.
Fauvismo
A principios de siglo, los artistas, tanto franceses como alemanes, mostraron su interés por el arte de las sociedades no-occidentales. Después de investigar las llamadas tradiciones artísticas primitivas en Bretaña, Gauguin trasladó su búsqueda a los mares del sur. Su modelo de color decorativo y sus teorías influyeron sobre un grupo posterior de pintores, conocidos como los "fauves" (fieras), a la cabeza de los cuales estaba Henri Matisse. Otros "fauves" conocidos fueron André Derain, Georges Braque y Maurice de Vlaminck, que presumían de ser los primeros artistas europeos en descubrir la escultura africana.
La obra de los artistas más preocupados por plasmar sentimientos y respuestas subjetivos, por medio de la distorsión de la línea y del color, que por representar fielmente la realidad externa, se fundió en un movimiento conocido como expresionismo.
En Alemania, el movimiento abarcaba dos grupos. Los artistas jóvenes, activos entre 1905 y 1913, que componían el grupo Die Bruuml;cke estaban, como los fauves, inspirados en el arte africano, cuya fuerza y energía trasladaban a su propia obra. El grupo estaba formado por Ernst Ludwig Kirchner, Karl Schmidt-Rottluff, Erich Heckel y Emil Nolde, entre otros. Representaban los sufrimientos de la humanidad con un estilo parecido, en cierto modo, al fauvismo, pero con el ingrediente añadido de la angustia. La obra temprana del noruego Edvard Munch, de gran carga emocional, era bien conocida en Alemania y produjo honda impresión en los artistas de Die Bruuml;cke.
Algo más tarde, en 1911, Franz Marc y el artista nacido en Rusia Wassily Kandinsky encabezaron la otra fase del expresionismo alemán, por medio del grupo Der Blaue Reiter, en Munich; se inspiraban en el llamado arte primitivo, en el fauvismo, y en el arte popular, y la modalidad expresionista que practicaban evolucionó hacia una forma de pintar semi-abstracta.
Los principales componentes del Blaue Reiter eran August Macke, Gabriele Muuml;nter, Paul Klee y Alexey von Jawlensky. En esos años, el uruguayo Pedro Figari produce su obra neo impresionista en su país, en Buenos Aires y París.
Entre 1907 y 1914, Pablo Picasso y Georges Braque desarrollaron el cubismo en París, inspirándose en la forma, cada vez más geométrica, que tenía Cézanne de representar los paisajes y las naturalezas muertas, y en las formas dinámicas de la escultura africana e ibérica.
El cubismo llegó a ser el estilo artístico que más influencia ejerció entodo el siglo XX; se basa en poner de relieve la bidimensionalidad del plano pictórico, rechazando los valores tradicionales de perspectiva, escorzo, modelado y claroscuro. La pintura cubista atravesó diferentes fases, entre las manos de Picasso y Braque inicialmente, y más tarde las de Fernand Léger, Robert Delaunay, Sonia Delaunay y Juan Gris, para ser modificado posteriormente por un grupo de artistas italianos entre los que se encontraban Gino Severini, Umberto Boccioni, Carlo Carragrave; y Giacomo Balla.
El cubismo en América Latina tiene, entre otros representantes, al cubano Wifredo Lam y al mexicano Diego Rivera en su obra de caballete. Su intención de expresar en el arte el avance dinámico del siglo XX se conoce como futurismo. En los años 1930 se da a conocer el uruguayo Joaquín García Torres, precursor del arte constructivo.
Pintura abstracta
El arte abstracto, que abarca varios estilos bien definidos, empezó a desarrollarse en Alemania, Estados Unidos, Rusia y los Países Bajos durante la segunda década del siglo XX.
El cubismo fue crucial para su evolución, sobre todo en Rusia, donde los artistas, que conocían las tendencias francesas, bien a través de sus viajes a París, o viendo el arte de vanguardia en las colecciones moscovitas, empezaron a crear cuadros de construcción geométrica. Kazimir Maliévich llamó suprematismo a su manera de abordar la abstracción, mientras que a otros artistas rusos —como Alexander Rodchenko y El Lissitzky— se les conoció como constructivistas.
Después de su contacto con el cubismo, Piet Mondrian desarrolló una forma de abstracción llamada neo-plasticismo. Sus pinturas de cuadrículas, poniendo de relieve la bidimensionalidad del plano pictórico, y sus teorías estéticas fueron la base del desarrollo de la abstracción geométrica en Estados Unidos en la década de 1930. En esta última tendencia destaca en América Latina el italo-brasileño Alfredo Volpi, cuyo trabajo desemboca en una geometría sensible, con trazos menos exactos y más imaginativos.
Dadá
Durante la I Guerra Mundial un grupo de intelectuales suizos, unidos por su repugnancia hacia los valores burgueses, y sobre todo hacia el militarismo de los años de guerra, eligió el vocablo "dadá", sin significado alguno, para describir sus actividades de protesta y repulsa y el arte con el que desafiaban los criterios estéticos establecidos.
El más conocido de los dadaístas era el pintor francés Marcel Duchamp, que expresó su desaprobación por el "arte agradable y atractivo" añadiendo bigote y barba a una reproducción de la Mona Lisa de Leonardo da Vinci. La iconoclastia de Duchamp encontró también expresión en lo que llamaba readymades, los objetos cotidianos que él presentaba como obras de arte. Otros dadaístas famosos fueron Francis Picabia, George Grosz y Max Ernst.
Surrealismo
"Bañista", Salvador Dalí
En 1924 André Breton presentó un manifiesto dando el nombre de surrealismo al movimiento que proclamaba la superioridad del inconsciente y el papel de los sueños en la creación artística.
Los surrealistas más importantes fueron Ernst, Salvador Dalí, Joan Miró, René Magritte, Jean Arp y André Masson. En América Latina destaca el chileno Roberto Matta, que combina el surrealismo con la abstracción.
Por otra parte, se podría incluir a la mexicana Frida Kahlo dentro de una corriente surrealista influida por el arte popular.
A partir de la II Guerra Mundial, los artistas de todo el mundo han desempeñado un importantísimo papel en la creación de nuevos estilos o en el desarrollo de los ya existentes. Entre ellos se encuentran el expresionismo abstracto, el Op Art y el Pop Art, el fotorrealismo y el minimalismo.
Expresionismo abstracto
La presencia en Estados Unidos de muchos surrealistas europeos refugiados, fue sin duda el catalizador en la creación del expresionismo abstracto, movimiento centrado en Nueva York entre las décadas de 1940 y 1950. Su investigación del inconsciente y de las técnicas que hacían uso de la casualidad intrigó a Jackson Pollock, Willem de Kooning, Hans Hofmann, y muchos otros.
Estos artistas, partidarios del automatismo surrealista (una técnica similar a la escritura automática) y del expresionismo, eran conocidos como action painters. En manos de Pollock, por ejemplo, la técnica pictórica implicaba gotear colores sobre lienzos de gran formato para crear al azar motivos enérgicos.
Otros expresionistas abstractos, como Mark Rothko y Barnett Newman, desarrollaron la colour-field painting, aplicando sobre el lienzo grandes extensiones de color sutilmente modulado. En Argentina destaca Ronaldo de Juan, que más tarde optó por grandes cuadros de tonos grises.
Op Art y Pop Art
Si bien el Op Art se basa en producir ilusiones ópticas generalmente abstractas, el Pop Art es figurativo, como se aprecia en las divertidas obras de su creador, el artista inglés Richard Hamilton.
Los artistas Pop tomaban sus imágenes de los anuncios, de las películas, de las tiras cómicas y de los objetos cotidianos. Entre los más destacados artistas pop americanos se encuentran Robert Rauschenberg, Jasper Johns, Jim Dine, Roy Lichtenstein, Tom Wesselmann, James Rosenquist y Andy Warhol.
Nuevo Realismo
Las irónicas imágenes del Pop Art ayudaron a despejar el camino para un renacimiento de la pintura realista. El realismo es un estilo continuo, pero muy individualista, en el arte de América, y abarca a pintores tan dispares como Thomas Eakins, Sloan, Hopper, Andrew Wyeth y Fairfield Porter.
Los realistas que se destacaron en las décadas de 1970 y 1980 fueron aquellos que habían asumido algunos de los conceptos estéticos del arte abstracto. El fotorrealismo se basaba en la fotografía para conseguir una variedad de pintura realista impersonal, con detalles precisos, como en los meticulosos paisajes urbanos de Richard Estes.
Los desnudos rigurosamente estructurados de Philip Pearlstein y las composiciones planas de Alex Katz y Wayne Thiebaud conferían también al realismo un tono frío y abstracto. Mientras tanto, en América Latina empezaban a brillar figuras como el ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, que acude a las aristas pronunciadas y a la deformación para expresar a menudo un contenido político.
Nuevas tendencias abstractas
Obra de Larry Poons
La culminación de esta tendencia fue el minimalismo, en el cual la pintura se reducía a simples formas geométricas, motivos rítmicos o colores lisos. A la cabeza de los minimalistas estaban Kenneth Noland, Larry Poons, Robert Ryman y Brice Marden. La Hard-edge abstraction fue un movimiento relacionado con el anterior, que evolucionó hacia composiciones abstractas más complejas y dinámicas en las obras de Frank Stella y Al Held.
Bajo la influencia de la máxima de Duchamp, según la cual la pintura debía estar "al servicio de la mente", el arte conceptual solía consistir en una sola palabra o en una afirmación teórica. En esta época destaca el uruguayo Nelson Ramos.
La pintura europea de la posguerra
Entre los pintores que destacaron después de la II Guerra Mundial se encontraba Jean Dubuffet y Karel Appel. En Inglaterra las agónicas figuras de Francis Bacon y los cuadros urbanos, llenos de lirismo, de David Hockney dan fe de la vitalidad de la pintura figurativa inglesa. En América Latina, el dibujante, pintor, moralista y escultor colombiano Fernando Botero empieza e exponer desde principios de la década de 1950. La factura ingeniosa de sus personajes obesos deja ver la influencia de los pintores italianos del quattrocento.
En la década de 1980 varios artistas jóvenes, europeos y americanos, se rebelaron contra la pureza formalista, impersonal y austera, de gran parte del arte abstracto. El resultado fue un resurgimiento de la pintura figurativa y narrativa llamado neo-expresionismo. Muchos de los seguidores de este movimiento evitaron la representación realista, empleando en su lugar pinceladas toscas y colores fuertes para plasmar sus visiones subjetivas, por lo general ambiguas y enigmáticas.
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